Recuerdas ese ultimo día de la semana,
una noche helada, una noche por las calles donde nos quedamos de ver, recuerdas
esa misma noche en el muelle con la espectacular vista llena de luces, los
barcos, el puerto, las casas, el faro, el paseo que estaba justo al lado del
muelle, los lobos marinos que nos hablaban a lo lejos donde dormían, recuerdas
ese pequeño beso cuando nos dimos y se
escuchaba el sonido del mar, se sentía en frió cuando se escabullía dentro de
nuestra ropa y nos abrazábamos mas para darnos calor. Hablamos de muchas cosas
y nos besábamos de muchas formas, nos tomamos de la mano y caminamos por el
muelle y nos besamos, en ese entonces desapareció todo lo que estaba a nuestro alrededor,
absolutamente todo.
Caminábamos sin rumbo alguno por
todos lados y parábamos y nos abrazábamos y nos sentíamos, nos mirábamos a los
ojos de vez en cuando y sentía tu respiración cada segundo que iba pasando
mientras yo te soñaba en mi mente para que te quedaras acá sin mencionártelo,
no quería que te fueras, hubiera deseado que esa noche fuera eterna para que no
se fueran tus besos, tus brazos, tu sonrisa y tu forma de ser. Llegamos a juntar nuestros cuerpos en uno solo y fue
entonces cuando estábamos completos, tu y yo flotando en el espacio sintiendo
nuestros calores en su máxima expresión. Ya era de mañana y la hora del adiós,
un hasta nunca o un hasta luego aún no lo sabemos, te fuiste del puerto de Valparaíso
y dejamos uno de nuestros mejores recuerdos, te fuiste a tu hogar y a tu vida
allá hacia el norte, te fuiste y nuestros besos quedaron en la carretera pero al cerrar nuestros ojos los
recordaremos como los mas hermosos.
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