miércoles, 12 de abril de 2017

EL PUTO DE ROJO

Le escribía, ay mi cosita linda, quiero puro salir del trabajo  para ir a verte corazón, eres el amor de mi vida, mi sol, mi cielo y todas esas weas cursis que nunca me dijo. Estuvo una semana allí, estuvieron besándose, tocándose, hasta tuvieron sexo, sexo conchetumare, un rico y duro sexo. Después volvió como si nada, amor mío me decía, me quiso hasta abrasar, lo empuje y justo estaba la mesa de vidrio detrás de él, no voy a decir lo que pasó después. Todo fue tan rojo oscuro, tan hediondo como la muerte, tan miserable como el pobre culiao que se murió delante de mis ojos.
Llame a los pacos  y creyeron que estaba haciendo una broma, llamé a la ambulancia y nunca me contestaron, quise llamar a los bomberos para que vengan a limpiar la cagada que me mandé, pero me arrepentí, ese carro es rojo, me carga el rojo, mi mamá se vestía casi siempre de rojo, como las putas, esas baratas que se paran en valparaiso, por donde está la teletón, roja también. La única  wea que se me ocurrió  fue quemar la casa, con los dos gatos adentros. Estaba ubicada lejos de otras así que no iba a tener cargo de conciencia. Le eche un poco de bencina al cuerpo, le tire un fosforo prendido y ¡puaf! Una hermosa mancha color naranja pudieron ver mi ojos. Salí de la casa y estaba mi vecina, me vio, la puta culia me vio, sapa la maraca culia. La invite a pasar rápidamente, le dije que el gato de mi pareja estaba enfermo y convulsionando, no sé qué hacer, pase a verlo por favor, le dije dos veces.  Entró, se asusto con las llamas que estaban quemando los sillones, en ese momento agarre el primer objeto pesado y duro que estaba a mi lado, el adorno que le regale a mi pareja para el día de los enamorados, un corazón de vidrio, color rojo  mierda, cosa más linda. Le pegue en la cabeza hasta romper el corazón, la empuje a las llamas y me fui, tranquilo, Salí de la casa, prendí un cigarro, saque la petaca de pisco que tenía en mi banano, pille un taxi y me fui, a mi casa, tranquilo, sin el ver el color rojo, tranquilo.
Después llamo a mi mamá para que le transfiera al taxi porque deje mi billetera en mi casa, no en la casa que queme, nunca  tan weon. Al bajarme del taxi, me topo con el saco wea que me cago en cierto modo, el amante prohibido, al que le escribían, quiero que pase luego la hora del trabajo para tenerte en mi brazos, como te extraño, me gustaría casarme contigo. Al que le compraron un auto weon, un auto, no me interesa lo material, pero un auto, hijo de la gran perra que te pario. Me vio y me saludo con una sonrisa, se lo respondí para disimular un poco, entramos a mi casa y estaba mi mamá tomándose una copa de vino. ¿Cómo están mis cosas más preciosas del mundo? Como el hoyo, como la mierda, pensé. Bien mamá vengo de hacer unos trámites, y mi primo le dijo que venía  de la universidad, que quería verla un rato, que la echaba de menos, y mentira, el perro culiao no fue a estudiar, estaba pasado al perfume que le regale al weón que se está quemando  con vieja sapa.
Yo soy A
Mama: Te están esperando..
A: ¿Quien?
B: Yo creo que debe ser C
Mamá: está en tu pieza
A: ¿Quién es?
Mamá: Es una sorpresa..
A: ya..
Mamá: Anda que se vuelve aburrido todo esto.
Fui a la pieza y estaba el perro culiao sentado en mi cama, con una flor, roja la wea, no sabía cómo llegó allá, yo te mate weon, recién, y queme tu casa con la loca de tu vecina,  ¿Qué pasa? ¿Por qué?  Se paró sin decirme nada, me abraso, yo estaba helado, no sabía qué hacer, lo empuje, otra vez con el típico empujón  ye típico abraso. Después me di cuenta que era mi papá, toda la mierda la alucine. Un alivio

Casi un alivio, porque me delate,  pero mi papa me salvo, le conté todo con detalles incluidos y quiso ayudarme, no a salir, si no a seguir vengándome, y como estaba el loco de mi primo en mi casa, ya saben lo que hice.

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