Le escribía, ay mi cosita linda, quiero puro salir del
trabajo para ir a verte corazón, eres el
amor de mi vida, mi sol, mi cielo y todas esas weas cursis que nunca me dijo. Estuvo
una semana allí, estuvieron besándose, tocándose, hasta tuvieron sexo, sexo
conchetumare, un rico y duro sexo. Después volvió como si nada, amor mío me decía,
me quiso hasta abrasar, lo empuje y justo estaba la mesa de vidrio detrás de
él, no voy a decir lo que pasó después. Todo fue tan rojo oscuro, tan hediondo
como la muerte, tan miserable como el pobre culiao que se murió delante de mis
ojos.
Llame a los pacos y
creyeron que estaba haciendo una broma, llamé a la ambulancia y nunca me
contestaron, quise llamar a los bomberos para que vengan a limpiar la cagada
que me mandé, pero me arrepentí, ese carro es rojo, me carga el rojo, mi mamá
se vestía casi siempre de rojo, como las putas, esas baratas que se paran en
valparaiso, por donde está la teletón, roja también. La única wea que se me ocurrió fue quemar la casa, con los dos gatos
adentros. Estaba ubicada lejos de otras así que no iba a tener cargo de
conciencia. Le eche un poco de bencina al cuerpo, le tire un fosforo prendido y
¡puaf! Una hermosa mancha color naranja pudieron ver mi ojos. Salí de la casa y
estaba mi vecina, me vio, la puta culia me vio, sapa la maraca culia. La invite
a pasar rápidamente, le dije que el gato de mi pareja estaba enfermo y convulsionando,
no sé qué hacer, pase a verlo por favor, le dije dos veces. Entró, se asusto con las llamas que estaban quemando
los sillones, en ese momento agarre el primer objeto pesado y duro que estaba a
mi lado, el adorno que le regale a mi pareja para el día de los enamorados, un corazón
de vidrio, color rojo mierda, cosa más
linda. Le pegue en la cabeza hasta romper el corazón, la empuje a las llamas y
me fui, tranquilo, Salí de la casa, prendí un cigarro, saque la petaca de pisco
que tenía en mi banano, pille un taxi y me fui, a mi casa, tranquilo, sin el
ver el color rojo, tranquilo.
Después llamo a mi mamá para que le transfiera al taxi
porque deje mi billetera en mi casa, no en la casa que queme, nunca tan weon. Al bajarme del taxi, me topo con el
saco wea que me cago en cierto modo, el amante prohibido, al que le escribían,
quiero que pase luego la hora del trabajo para tenerte en mi brazos, como te
extraño, me gustaría casarme contigo. Al que le compraron un auto weon, un
auto, no me interesa lo material, pero un auto, hijo de la gran perra que te
pario. Me vio y me saludo con una sonrisa, se lo respondí para disimular un
poco, entramos a mi casa y estaba mi mamá tomándose una copa de vino. ¿Cómo están
mis cosas más preciosas del mundo? Como el hoyo, como la mierda, pensé. Bien
mamá vengo de hacer unos trámites, y mi primo le dijo que venía de la universidad, que quería verla un rato,
que la echaba de menos, y mentira, el perro culiao no fue a estudiar, estaba
pasado al perfume que le regale al weón que se está quemando con vieja sapa.
Yo soy A
Mama: Te están esperando..
A: ¿Quien?
B: Yo creo que debe ser C
Mamá: está en tu pieza
A: ¿Quién es?
Mamá: Es una sorpresa..
A: ya..
Mamá: Anda que se vuelve aburrido todo esto.
Fui a la pieza y estaba el perro culiao sentado en mi cama,
con una flor, roja la wea, no sabía cómo llegó allá, yo te mate weon, recién, y
queme tu casa con la loca de tu vecina, ¿Qué
pasa? ¿Por qué? Se paró sin decirme
nada, me abraso, yo estaba helado, no sabía qué hacer, lo empuje, otra vez con
el típico empujón ye típico abraso. Después
me di cuenta que era mi papá, toda la mierda la alucine. Un alivio
Casi un alivio, porque me delate, pero mi papa me salvo, le conté todo con
detalles incluidos y quiso ayudarme, no a salir, si no a seguir vengándome, y
como estaba el loco de mi primo en mi casa, ya saben lo que hice.
No hay comentarios:
Publicar un comentario