Llevo la simpleza de mi puerto
querido, el sabor a porteño; Un loco enamorado. Que lleva tres horas sin
mencionar ninguna palabra de su secreto amor, le quedan veintiuna hora para seguir en silencio ya que
son las reglas del amor, no puedes mencionar tu loco amor dentro de un día para
que sean felices por siempre, es la tradición de su cerro, el cerro esperanza.
Lleva una hora y media más hablando con su loco amor; desenfrenado, raro, desquiciado,
vía Internet convirtiendo las conversaciones en silencio para los demás oídos hasta
le dedica un libro a nombre de los dos.
-Me gusta el norte de mi país, me
gusta el norte de mi país. Son las únicas palabras que pude
pronunciar mientras observa las fotos y conversaciones.
“Historia cibernética” La está llamando y cantando dentro de su mente, algo que se pudo crear en un santiamén pero es algo más, algo más como “Loca aventura”. -Nunca nos hemos visto frente a frente y mucho menos hemos podido juntar nuestros labios. Hasta que ya le quedan cinco horas y no aguanta más tener la garganta más apretada que un nudo provocando el hablar sus cuerdas bucales para llegar a pronunciar su bello nombre.
“Historia cibernética” La está llamando y cantando dentro de su mente, algo que se pudo crear en un santiamén pero es algo más, algo más como “Loca aventura”. -Nunca nos hemos visto frente a frente y mucho menos hemos podido juntar nuestros labios. Hasta que ya le quedan cinco horas y no aguanta más tener la garganta más apretada que un nudo provocando el hablar sus cuerdas bucales para llegar a pronunciar su bello nombre.
-Me queda un minuto y solo me costó
dos párrafos llegar a este. Iré al parque que está frente a mi y terminaré la casa que estaba construyendo,
en ella viajaremos por todos lados y conoceremos los rincones de este pequeño
mundo solo tú y yo, mi querido Iquique glorioso.
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