lunes, 30 de diciembre de 2013

LA VENUS DEL DINERO

Tengo una cortina de color blanco coral colgada desde la mitad de mi habitación y yo estoy parado frente a ella  con botellas de agua que hace cinco minutos las rellene con colores, pesco la  de color amarillo -Estoy feliz por llamar tu atención a lo lejos ya que fui al único que miraste  y me envolviste en tu luz transformándome en alguien puro de amor, lo arroje contra la cortina tratando de manchar por completo sus partes, ahora pesque la botella de color verde -Me convertí en un novato ante tu voz enriqueciéndome más que el oro, lo tire sin pensarlo a la cortina llenando cada uno de sus lados, agarré fuertemente la botella de color negro -Usaste tus manos para crear un mundo de maqueta para mi manejando con tus mente mis movimientos frente a la multitud manchando mi mundo de negro oscuro para opacarme con tus errores de circuito. Me fui al lavatorio  de aluminio que había dejado frente la cortina, me puse  dentro de él y comencé a llenar mi cuerpo con el líquido que tenía en mis manos hasta que se acabo y una luz ilumino todo mi cuerpo apagando todo lo demás -Conquiste cada puerto de este país llegando a formar mi manada de constructores para hacer las estatuas mas esplendidas con tu hermoso cuerpo lleno de curvas, hasta te llame mi diosa griega, mi Venus, pero me hiciste morder esta la manzana del pecado que tuvieron Adán y Eva en su poder. La luz roja ilumino inmediatamente la cortina blanco coral, me baje del recipiente y comencé  a  caminar lentamente hacia ella y a lo lejos escuchaba el sonido del fracaso y luego ceso. Agarré  fuertemente la cortina hasta arrancarla de su lugar y grité con todas mi fuerzas hasta hacerla tiras y azotándola al piso con mis ´puños. Te vi detrás de mí con tu vestido blanco y delgado.

–Levanta tu cuerpo que lo tienes como estropajo y  haz lo que quieras con mi cuerpo, necesito  otra casa, otro teléfono, otro auto, otra vida, otro amor. Mírate como estas, peor que  perro mojado sin haber comido por dos meses, no te queda ni tu dignidad.

Recogiste mi billetera que estaba escondida por ahí, sacando los dos últimos billetes y te fuiste por donde mismo entraste moviendo tu trasero tan sensual como siempre mientras te sacabas el vestido a cada paso quedando en ropa  interior, te miré sin quitarte los ojos de encima, luego vi mi billetera que recogí con temor y cautela, la revise y saqué un pequeño papel blanco que se iba transformando en algo más grande cada vez que lo iba abriendo y leí. “Ya no sabrás por donde mirar cuando te allá entregado mi corazón, seré tu única mujer, la de tus sueños fantásticos que algunas soñaste y me entregaras a cambio el los logros de tu vida junto tu cuerpo y tu amor”  escuche a lo lejos esa misma melodía de recién, miré el cielo rápidamente y todo quedo en apagón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario