Tengo una cortina de color blanco
coral colgada desde la mitad de mi habitación y yo estoy parado frente a
ella con botellas de agua que hace cinco
minutos las rellene con colores, pesco la
de color amarillo -Estoy feliz por llamar tu atención a lo lejos ya que
fui al único que miraste y me envolviste
en tu luz transformándome en alguien puro de amor, lo arroje contra la cortina
tratando de manchar por completo sus partes, ahora pesque la botella de color
verde -Me convertí en un novato ante tu voz enriqueciéndome más que el oro, lo
tire sin pensarlo a la cortina llenando cada uno de sus lados, agarré fuertemente
la botella de color negro -Usaste tus manos para crear un mundo de maqueta para
mi manejando con tus mente mis movimientos frente a la multitud manchando mi
mundo de negro oscuro para opacarme con tus errores de circuito. Me fui al
lavatorio de aluminio que había dejado
frente la cortina, me puse dentro de él
y comencé a llenar mi cuerpo con el líquido que tenía en mis manos hasta que se
acabo y una luz ilumino todo mi cuerpo apagando todo lo demás -Conquiste cada
puerto de este país llegando a formar mi manada de constructores para hacer las
estatuas mas esplendidas con tu hermoso cuerpo lleno de curvas, hasta te llame
mi diosa griega, mi Venus, pero me hiciste morder esta la manzana del pecado
que tuvieron Adán y Eva en su poder. La luz roja ilumino inmediatamente la
cortina blanco coral, me baje del recipiente y comencé a
caminar lentamente hacia ella y a lo lejos escuchaba el sonido del
fracaso y luego ceso. Agarré fuertemente
la cortina hasta arrancarla de su lugar y grité con todas mi fuerzas hasta
hacerla tiras y azotándola al piso con mis ´puños. Te vi detrás de mí con tu
vestido blanco y delgado.
–Levanta tu cuerpo que lo tienes como estropajo y haz lo que quieras con mi cuerpo, necesito otra casa, otro teléfono, otro auto, otra vida, otro amor. Mírate como estas, peor que perro mojado sin haber comido por dos meses, no te queda ni tu dignidad.
Recogiste mi billetera que estaba
escondida por ahí, sacando los dos últimos billetes y te fuiste por donde mismo
entraste moviendo tu trasero tan sensual como siempre mientras te sacabas el
vestido a cada paso quedando en ropa
interior, te miré sin quitarte los ojos de encima, luego vi mi billetera
que recogí con temor y cautela, la revise y saqué un pequeño papel blanco que
se iba transformando en algo más grande cada vez que lo iba abriendo y leí. “Ya
no sabrás por donde mirar cuando te allá entregado mi corazón, seré tu única mujer,
la de tus sueños fantásticos que algunas soñaste y me entregaras a cambio el
los logros de tu vida junto tu cuerpo y tu amor” escuche a lo lejos esa misma melodía de recién,
miré el cielo rápidamente y todo quedo en apagón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario